sábado, 10 de enero de 2015

El atentado contra 'Charlie Hebdo' rompe moldes

No existe molde previo para el atentado contra Charlie Hebdo: armas y métodos alejan a sus autores del modelo de 'lobo solitario'; alguna célula ligada a Al Qaeda centra las sospechas

Carlos Penedo. Artículo publicado originalmente en Estrella Digital, la mañana del atentado.
Los terroristas disparan contra un agente
de la Policía francesa, de origen magrebí.
El atentado contra la publicación francesa Charlie Hebdo ha roto los moldes sobre el terrorismo salafista. De hecho, está rompiendo las cabezas de agentes de inteligencia y fuerzas de seguridad, porque combina características de perfiles distintos de ataques terroristas y radicales salafistas en Europa y Estados Unidos de los últimos meses y años.
Las armas y los métodos utilizados se alejan del modelo de 'lobo solitario', activistas solitarios, radicalizados en muchos casos por internet y redes sociales, que cometen atentados a menudo contra objetivos improvisados, con armas caseras, escasamente letales.
Petter Nesser, investigador sobre terrorismo en el Norwegian Defence Research Establishment de Oslo, destacaba hace unas semanas en Madrid, en un foro organizado por el Real Instituto Elcano y Casa Árabe, un importante cambio de la forma de actuación del terrorismo yihadista en el último lustro que coincide con el debilitamiento de Al Qaeda y el surgimiento del grupo Estado Islámico.
De grandes atentados indiscriminados, como el 11S en Nueva York (2001) o el 11M en Madrid (2004), que utilizaban explosivos militares o comerciales, realizados por organizaciones jerarquizadas y extensas, se ha pasado en los últimos años a objetivos más específicos, ejecutados por agentes a menudo solitarios (el 80% de los complot que ha investigado tienen una o dos personas detrás), con armas y explosivos de tipo casero y con efectos menos letales -cuchillos, pistolas-, con internet como canal de adiestramiento o información.
Desde su punto de vista, la actual ofensiva del grupo Estado Islámico pudiera provocar un aumento de atentados, pero no un cambio en esa nueva tipología.
En gran parte de su análisis coincidía Francisco José Vázquez, jefe de la Unidad de Terrorismo Internacional de la Guardia Civil, que realizó un recorrido por este tipo de terrorismo en España desde el atentado en Madrid contra el restaurante El Descanso en 1985 (18 muertos), o el 11 de marzo de 2004 (192 fallecidos), con una organización y financiación potente detrás, con estructura clara y reparto de tareas entre sus miembros.
El matiz aportado por el responsable de la Guardia Civil es que la nueva tipología de terrorismo yihadista con actores solitarios se añade a la anterior de grandes células, no la sustituye, dando a entender que los cuerpos policiales contemplan todos las posibles amenazas.
El atentado de París no responde a ninguna de las dos tipologías, es un híbrido.
En algunos aspectos, el atentado de este miércoles en París acerca los métodos de sus autores a organizaciones terroristas como Al Qaeda, que nunca hay que olvidar que es una franquicia con escaso poder centralizado que se apoya en grupos terroristas locales. En el caso de Francia las sospechas se pueden dirigir a los grupos extremistas de vinculación argelina o marroquí.
Los autores del ataque en la capital francesa han contado con armamento profesional militar (fusiles de asalto Kaláshnikov y un lanza cohetes), difícil de conseguir por un 'lobo solitario'. Se une un comportamiento de personas que previsiblemente cuentan con entrenamiento y experiencia de combate o actuación en zonas conflictivas.
El atentado además ha elegido un objetivo simbólico, el semanario que publicó hace ya ocho años las caricaturas de Mahoma, no es una localización improvisada. La elección del objetivo tiene asegurada la publicidad y se aleja de policías locales, soldados anónimos, escuelas judías o mercados que han sido atacadas en los últimos meses.
Elegir un medio de comunicación acerca este atentado a la metodología de organizaciones de cierta envergadura, en la línea del grupo autodenominado Estado Islámico, donde la propaganda es un elemento, quizá el principal, de su estrategia de terror, que rebotan los medios de comunicación de todo el mundo e incluso los responsables políticos de la seguridad.
Otro aspecto a tener muy en cuenta es que los terroristas han huído, no se aprecia ninguna voluntad de morir en el intento; o bien se puede estar produciendo un suicidio aplazado -como en el madrileño 11-M-, por lo que todas las alarmas en Francia tienen que estar encendidas ante el riesgo de una nueva actuación.
Estas últimas consideraciones acercan las sospechas hacia Al Qaeda, grupo terrorista que ha perdido todo el protagonismo mediático en favor del Estado Islámico. Este último, además, centra hoy todos sus esfuerzos en Siria e Irak y no se les conoce actuación fuera de Oriente Próximo, por lo que Al Qaeda pudiera estar a la búsqueda de un protagonismo perdido.

Retornados de Oriente Próximo

La amenaza indiscutible para los servicios de inteligencia y los cuerpos de seguridad europeos la centra hoy la figura de los retornados, extremistas que pueden volver de Oriente Próximo dispuestos a operar en suelo europeo, en muchos casos sus países de origen.
Se trata de nacionales de países occidentales que viajan a Oriente Próximo a combatir (foreign fighters), y pueden regresar radicalizados y con adiestramiento para cometer atentados, fenómeno que tiene una incidencia relativamente escasa en España, aunque el gran número de casos en otros países de Europa o norte de África obliga a mantenerse alerta.
El investigador principal sobre terrorismo internacional del Real Instituto Elcano, Fernando Reinares, señalaba recientemente que "España no está entre los países europeos más afectados por este problema, ni en términos cuantitativos ni cualitativos". La movilización yihadista de nacionales de origen inmigrante es mucho mayor en Francia, Alemania, Reino Unido o Bélgica. La causa que maneja el analista es que la población musulmana en España es principalmente de origen inmigrante por causas económicas y de primera generación, mientras que en los otros países la radicalización se produce en segundas y terceras generaciones, no asimiladas culturalmente.
Reinares señala que siete de cada diez detenidos en nuestro país se concentran en Ceuta y Melilla, y que la mayor parte de las redes desmanteladas en la última década tienen doble composición hispano-marroquí o un fuerte contenido del vecino del sur.
El Ministerio del Interior maneja la cifra de unos 60 combatientes españoles en Siria e Irak, 30 ó 35 actualmente presentes y activos, otra decena podría haber fallecido en atentados y otra decena podría haber vuelto de la zona.
Se estima que en Oriente Próximo actúan unos 15.000 combatientes extranjeros, de ellos 3.000 procedentes de Europa occidental y más de un millar de Francia.
En relación con el grupo autodenominado Estado Islámico, "hoy creemos que no tienen capacidad de atentar en nuestro país, pero a medio plazo sí pueden tenerla", afirmaba un representante de Interior, y señalaba el riesgo de que grupos terroristas del norte de África se unan al Estado Islámico, como ha ocurrido recientemente con parte de Al Qaeda del Mágreb, alrededor de 200 militantes que pueden tener como objetivo intereses españoles en el norte de África, por ejemplo, en Argelia.
Más allá de las cifras, el riesgo de actuación ha sido elevado por el Ministerio este mes de noviembre a nivel alto, al igual que otros países como Reino Unido; Francia ha vivido el final del año en alerta con soldados profesionales desplegados en estaciones y otros edificios públicos.
Desde fuentes de los cuerpos de seguridad se reconoce que el atentado este mes de mayo de un ciudadano francés en el Museo Judío de Bruselas, con cuatro víctimas mortales, encendió todas las alarmas de los cuerpos policiales del continente.
Los autores del atentado contra Charlie Hebdo reúnen características diversas. Un híbrido que complica la investigación y actuación policial.

Sugerencias



1 comentario:

  1. No existen nuevos tiempo que paralicen el terror. Muta con facilidad para adaptarse a cada época y conseguir sus objetivos: matar.

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