lunes, 21 de julio de 2014

Acordes y desacuerdos en seguridad nacional

  • El Gobierno entrega a la oposición con 14 horas de plazo un informe de seguridad elaborado hace tres meses referido a 2013
  • La economía, la energía y las infraestructuras críticas se incorporan al listado tradicional de amenazas
  • El Gobierno presenta como seguridad nacional la gestión de todos los ministerios

Carlos Penedo. Artículo publicado originalmente en Estrella Digital.
Húsares al galope, de August Macke | Museo Thyssen
El espíritu de Woody Allen ha acompañado este martes en el Congreso al director del Gabinete del presidente Rajoy, Jorge Moragas, en la presentación y debate del primer Informe Anual sobre Seguridad Nacional. El Gobierno lo entregó a los diputados de la oposición a las ocho de la tarde del lunes, pese a que lleva tres meses elaborado y lo tiene editado hace al menos una semana, cuando se presentó al propio rey Felipe VI. Con este motivo, un diputado bromeaba citando una frase del cómico estadounidense: “hice un curso de lectura rápida y fui capaz de leerme ‘Guerra y paz’ en veinte minutos; creo que decía algo de Rusia”.
En el plazo de 14 horas los diputados de la oposición tuvieron que digerir 155 páginas, incluidas siete de siglas y acrónimos imprescindibles para entenderlo. La mayor parte de los grupos parlamentarios mostraron su acuerdo con la música del informe, el hecho de que exista y se pueda debatir, y el desacuerdo con su contenido. Junto con el poco tiempo para analizarlo, la oposición criticó el momento, la presentación de un balance referido a 2013 trascurridos siete meses, lo que explica la ausencia de algunos de los principales conflictos de la actualidad.
Lo más sorprendente es que bajo el concepto de seguridad nacional el Gobierno ha incluido desde su política económica hasta la reforma laboral de Fátima Báñez y la política energética del ministro Soria.
Empezando por la seguridad, porque el informe presentado tiene mucho polizón que se ha introducido a martillazos, tanto el texto del informe como el propio Moragas destacan de 2013 el proceso que ha ido conformando un nuevo sistema de seguridad nacional: la Estrategia aprobada en ese año, la creación del consejo de seguridad nacional en julio de 2013, que se ha reunido cada dos meses, la última con la presidencia del rey Felipe VI el pasado día 10; la elaboración en diciembre de dos estrategias sectoriales, referidas a ciberseguridad y seguridad marítima, con sus respectivos órganos y consejos; o la creación de un llamado Comité de situación, el auténtico gabinete de crisis de Moncloa, el que se reúne de inmediato antes de que se movilicen los ministros.
El director de Gabinete de Rajoy califica convencido de “ejercicio inédito de transparencia” este informe que tiene tres propósitos fundamentales: presentar las actuaciones más destacadas del año de referencia, evaluar el cumplimiento de la Estrategia de Seguridad Nacional en 2013, e identificar nuevos retos a la seguridad nacional y la evolución de los ya identificados.
Moragas llegó a decir en el Congreso que “el sistema que hemos creado se ha convertido en una referencia internacional” -al parecer Japón y México se han inspirado en el nuevo modelo español- y presumió de haber elaborado la primera estrategia de seguridad marítima de la Unión Europea.
El informe parte de la concepción de la seguridad nacional como “un proyecto compartido” por la Administración, la sociedad y el sector privado; y pretende “superar la mentalidad de compartimentos estancos” entre diversos departamentos y organismos, una visión integral de la seguridad. La realidad es que los compartimentos estancos son perfectamente identificables en el texto, la aportación de cada ministerio, y la prueba de las dificultades de integrar una política de seguridad es que el Gobierno ha incumplido su propio compromiso de elaborar un proyecto de Ley Orgánica de Seguridad Nacional, del que debiera tener un borrador a principios de 2014 y hoy ya no se considera una prioridad política.
Entre los capítulos más clásicos de la seguridad figuran la Defensa nacional, los conflictos armados, la lucha contra el crimen organizado, la creciente seguridad marítima y la protección ante emergencias y catástrofes, incendios incluidos. África occidental, el Sahel y el Golfo de Guinea aparecen como las zonas de mayor interés militar, no en vano son el destino de las últimas operaciones de las Fuerzas Armadas, en Malí –donde se reconoce que el norte del país sigue sin control- y la República Centroafricana.
Informa el informe de que en 2013 España desplegó 5.200 militares por todo el mundo –la foto fija es la mitad o incluso menor, teniendo en cuenta los relevos cada seis meses- que tuvo un coste económico de 791 millones de euros. La cifra es similar a años anteriores pero con una reducción de efectivos en el exterior muy acusada, por lo que la factura refleja los elevados gastos del repliegue desde Afganistán aún no detallados.
Entre las nuevas incorporaciones al balance de la seguridad nacional se encuentra la ya hoy omnipresente ciberseguridad, ligada a la protección de infraestructuras críticas. Más allá de la lógica figuran la seguridad económica y financiera y la seguridad energética.
Pescador tocando el violín, de Frans Hals
© Museo Thyssen-Bornemisza
Se podría hablar también de un capítulo de obsesiones del Gobierno, con un epígrafe dedicado a la no proliferación de armas de destrucción masiva, que trasladan al lector a otra época o a otra geografía; y la ordenación de flujos migratorios. El informe se entretiene narrando movimientos y retrocesos nucleares de Corea del Norte e Irán, y el capítulo parece justificado con la referencia final al escudo antimisiles de EEUU/OTAN que utiliza ya la base de Rota en su componente naval. Gibraltar ocupa también un amplio espacio en el informe ligado al fraude financiero y fiscal.
Por último, las inercias tienen su fuerza, también en la seguridad, y ahí cabría incluir las referencias al terrorismo, nacional e importado, y a sus víctimas. Dice el informe que la organización terrorista ETA, máximo exponente del terrorismo autóctono, “se encuentra estratégicamente muy debilitada”, aunque “la organización no tiene intención de disolverse, sino que pretende perpetuarse como agente político y favorecer la actividad de la izquierda abertzale”. No aclaró Moragas la pregunta del diputado del PNV sobre si la actividad política se refería a los partidos que el Tribunal Constitucional declaró perfectamente legales.
En cuanto a las ausencias, el capítulo de contrainteligencia no dice una palabra de la red mundial de espionaje desvelada y puesta en marcha por una multinacional anglosajona que ha alterado las relaciones de confianza entre aliados durante el último año. Tampoco aparecen en el balance de seguridad del Gobierno ni Ucrania –la crisis surge en este en 2014- ni Irak, con el avance del extremismo salafista radical. Varios de los diputados de la oposición en la comparecencia de Moragas han cuestionado la ausencia en el informe de toda referencia al terrorismo de extrema derecha, cuando sí aparece el independentismo radical gallego y atentados de origen anarquista, ambos a la baja.
Sin duda lo más extravagante del Informe Anual de Seguridad Nacional 2013 es encontrarse en su texto la reforma laboral, la tarifa plana de 50 euros para los nuevos autónomos y la ley de colegios profesionales.
Pasando páginas, cuando ya los ministerios de Defensa, Interior e Industria han dicho todo lo que hicieron en 2013, incluidas becas y cursos de formación, aparece un cajón de sastre llamado “Seguridad económica y financiera” que “se configura como un ámbito esencial para la seguridad nacional”.
A lo largo de 14 páginas, la décima parte del documento, aparece la prima de riesgo o la burbuja inmobiliaria, aunque la mayor parte del espacio lo ocupa “el escenario de consolidación de la recuperación de la economía española”, el “regreso paulatino de los inversores extranjeros”, la senda descendente de la inflación, “la moderación de los costes laborales unitarios”, la recuperación de la confianza internacional y las medidas adoptadas en materia socio-laboral. Aparecen también la Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven 2013-2016; la reforma de los organismos supervisores, con la creación de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia; y hasta la Ley de Garantía de la Unidad de Mercado aprobada en diciembre.
Durante la comparecencia, el director del Gabinete del Presidente señaló que “actualmente uno de cada tres empleos que se crea en la Unión Europea se crea en España”.
En cuanto al capítulo dedicado a la seguridad energética, aparecen con buen criterio la alta dependencia exterior del suministro de gas y petróleo, la necesidad de reforzar la capacidad de almacenamiento de reservas estratégicas; y como en el caso anterior llega un momento en el que salta cualquier criterio sobre seguridad para glosar la Ley del sector eléctrico de 2013 y la eficiencia energética en edificios de la Administración General del Estado. 
Como en cualquier análisis estratégico, el Gobierno comparte que toda amenaza puede llevar asociada una oportunidad, y así lo considera expresamente en relación con la crisis de la Unión Europea con Rusia y la arriesgada dependencia de gas ruso en el norte del continente, donde el Gobierno ve una posibilidad de negocio, siempre que se incremente las interconexiones de gasoducto con Francia hoy muy reducidas.
A escasos 100 metros de los leones del Congreso donde ha comparecido Jorge Moragas este martes para presentar el primer informe de seguridad nacional, el Museo Thyssen-Bornemisza tiene abierta una exposición temporal -y gratuita- con el título “Acabado/Inacabado”, que distingue la diferencia entre una obra de arte acabada y finalizada, esta última algo distinto a su ejecución formal.
El director del Gabinete del Presidente ha presentado este martes un informe perfectamente acabado y editado hace días por la imprenta del Boletín Oficial del Estado.
El texto reconoce que es una síntesis de las aportaciones de los diferentes ministerios y organismos que han participado en el proceso. Para que la suma de aportaciones se convierta en algo cualitativamente distinto, la reiterada visión integral de la seguridad, aún falta camino. Y al informe anual de 2013 le sobra un tercio del contenido.

Sugerencias




1 comentario:

  1. La posibilidad de que con esa concepción de lo que supone un informe, políticos y ciudadaníaq se hagan cabal idea de lo que pretenden con el título, es mera ilusión. Se echa en falta cierta formación racional en los autor/es.

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